always smiling

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viernes, 21 de octubre de 2011

Ö

Me enganché a tus sonrisas, a tus palabras amables, a que me dijeses gracias, a tus saludos.
Me volvi loca por ti, por ese amor que encontraba en cada gesto, de esos segundos en los que el tiempo se paraba y el ruido hacía la concesión de desaparecer.
He sido, soy y seré adicta a tus miradas, a la eternidad de tus promesas, al dulzor de tus caricias, al calor de tus abrazos, a tus mil y un cambios de ánimo y a esa risa tuya que es simplemente inolvidable, adicta a tus mudas palabras que dicen tanto, a tus puntos infantiles y a los que no lo son tanto.
No creo que haya una terapia para curarme de esto, y no precisamente por falta de enfermos, sino por falta de cura y de ganas de curarse.
Y, ¿sabes qué? Que a estas alturas me da igual cuantas veces me repitan que no eres más que el producto de mezclar mis sueños e ilusiones con una cuarta parte de tu yo real, porque es algo irreversible.
Así que recuerda que, el día que te vayas, tienes que dejarle un hueco a mi corazón en la maleta. Y que, rotas en pedazos, es más fácil encajar las cosas en espacios pequeños.